lunes, 21 de enero de 2008

Se esforzaba para ahogar su triste llanto. Pero él era más fuerte en estos momentos.
Mientras la miraba quise acercarme sólo para abrazarla, decirle que aunque sintiera su corazón caer destrozado, todo sería mejor. Quería decirle que todo estaría bien, pero hubiera sido inoportuno, porque para ella nada estaba bien, su vida había dado un vuelco in-controlable y la pena indecible sería su única compañera fiel desde ahora.
No pude abrazarla, yo no soy quién para consolarla en este paradero de micro del gran Santiago. Tan grande que todos somos seres pululantes, entes controlados por la simpleza de estar solos.
Se marchó en uno de esos buses de acercamiento que posiblemente la llevaría al regazo donde refugiarse. O a la soledad de su habitación. Como sea, no la veré más. No me entristecerán sus ojos llorosos, ni sabré qué tan linda luce cuando sonríe, porque nuestro encuentro duró desde que se abrió paso entre la multitud envuelta en su odiosa pena y acabó cuando tomó el bus.

(28/08/07)


Joe.

2 comentarios:

Evolucho dijo...

Lo que más me gusta de todo lo leído,
Es la recepción que tienen tus
“Pensamientos, Locuras, etc.”
La coherencia que hay en la mayoría de los textos.
Me encanta decir que he leído cosas
Que personas no creerían que existen…
Las cosas no se tienen que perder en el tiempo…
Se tienen que escribir

P.S.: Esto no es una crítica, es un “Pensamiento”…

Evolucho dijo...

Bueno,
Aquí hay un atisbo
Relacionado con el “Pensamiento” anterior,
Referente a la coherencia:

“En la vida real no es preciso ser coherente, en la ficción si”
Esta es una cita de Huxley.