lunes, 18 de julio de 2011

Pienso en las palabras.

Antes de decírtelas las pienso bien,
las repito en mi cabeza,
imagino su sonido,
veo sus colores y formas, (o creo ver los que le voy asignando)
escucho su eco,
imagino que las acaricio y que soy capaz de sentir su suavidad
(o aspereza, depende del día...de la hora...).

Vuelvo a repetirlas en mi cabeza y recuerdo su significado,
pienso en el significado de cada palabra que define la palabra que pienso y luego intento decirla,
hago el esfuerzo para que sean articuladas y puedas oírlas,
y después de un movimiento de mis labios te lo digo por fin,
y veo que sonries...a veces.
Otras no.

No hago esto maquinalmente con cada palabra,
sólo con las trascendentes,
con las que tienen ese peso que tal vez no sea capaz de graduar.

Pienso en esas palabras que sé que te gusta que te diga.
Pienso en los TEAMOs que te he dicho y en los que debo decirte,
pienso en los teamos que no te he dicho por estar enojada,
pienso en los que te tengo reservados para el futuro,
para el largo futuro que espero compartir contigo.

Últimamente también pienso en que intentaré hacer del presente un presente.

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