martes, 2 de abril de 2013

(Algunas) Locuras de (algunos) veranos.

Y el vaivén frenético que constituye,
el movimiento atáxico que construye,
el tomo y deja de tu ser y el mío,
que deja agotados de tanto dar, recibir,
la perfecta comunión de la existencia,
estar siendo en ese instante y no en otro,
estar transformando esa energía en otra,
comunicando aquello prohibido,
reconociendo que la corporalidad,
ese envase que se nos entrega al nacer
y que nos acompaña es también parte del todo.
Saberse uno.

1 comentario:

arjex dijo...

Y que evidencia más sencilla y bella, que el cuerpo que habitamos...
un abrazo, cariños.